Acción de gracias

Hace unos días se celebró Acción de Gracias y he querido reflexionar sobre eso porque, dejando a un lado la tradición -no soy muy aficionada a seguir tradiciones, mucho menos las ajenas-, la idea de agradecer por el simple hecho de hacerlo me parece estupendo y maravilloso. Más allá de comer en cantidades ingentes, de celebrarlo como gracia o como consecuencia de una buena acción publicitaria, el agradecer porque sí es algo que deberíamos hacer todo el año.

No estamos acostumbrados a dar las gracias a no ser que nos den algo a cambio. Y creo que sería bonito acostumbrarnos a ello sin fiestas, regalos o educación de por medio, solo por el mero hecho de agradecer. Quedarnos en silencio un momento, dejar de lado el móvil, las preocupaciones y todo lo que pueda distraernos y pensar ¿qué ha pasado hoy que me ha hecho sentir bien? ¿Qué ha ocurrido para que esbozara esa sonrisa? ¿Qué es lo que ha logrado que un día malo haya sido menos malo?. Demos las gracias por eso.

Puede que el proceso acostumbrado de celebrar primero Acción de Gracias para luego gastarnos el sueldo en el Black Friday, nos desvíe un poco del  simple acto de agradecimiento. Pero la lógica sigue sus propias normas y aún no sabemos muy bien cuáles son. Por el momento, hemos aceptado que primero se come y luego se gasta, en realidad una forma como cualquier otra de hacer ejercicio.

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Según parece el Black Friday en Estados Unidos ya no es lo que era, ya no hay tanta carrera, salto de obstáculo ni combates de boxeo. Parece que, como sucede en España, la campaña empieza unos días antes, porque si un instante puede durar toda la vida, ¿Por qué un viernes no puede durar toda la semana? Así compramos más tranquilos que es básicamente lo que importa. Comprar. Al menor precio posible. Y si encima uno no arriesga su propia vida mejor que mejor. Supongo que también debemos estar agradecidos por ello, comprar en rebajas sin temer morir atropellado.

El tema del consumismo merece una entrada aparte. Por el momento, y ya que Acción de Gracias acaba de pasar, estaría bien recordar que no debemos dejarlo atrás, que agradecer es importante. Siempre. Porque sí. Porque merece la pena. Porque nos sentimos bien. Porque hacemos sentir bien a los demás. Porque convertimos en grande lo pequeño. Agradecer es dar un paso hacia delante, es no dejarnos abrazar por lo negativo, es ver más allá de la oscuridad, es sentir la necesidad de compartir con los demás lo bueno, lo bonito, lo barato, lo caro y lo maravilloso, lo nimio, lo estupendo, lo absurdo, lo que sea.  Agradecer es respirar profundamente, llenar los pulmones de aire  y observar la vida desde otra perspectiva. Ni más. Ni menos.

Danae