Agosto ¿Ya?

Pues sí. Si no os habéis dado cuenta, hace unos minutos hemos estrenado este mes que, reconozco, no me gusta ni un pelo. No me gusta y además me da pereza. Sólo oír su nombre me provoca un bostezo, me transforma en un ser vago, sudoroso e irritable, porque en eso me convierte el calor ¿agostiano? ¿agustiense? – «agustia» es lo que me da sólo de pensar en ello-  que, por norma general, suele aumentar en este mes . Para más recochineo, y por si no tuviéramos suficiente, dependiendo del lugar en el que vivamos ocurre que, o no hay sombra humana por la calle, o no se puede dar un paso sin oler la axila de algún turista (por no decir sobaco tó sudao). Todo ventajas, oiga.

En junio la época estival comienza. Julio es alegría, es el verano en mayúsculas. Agosto… te hago una pedorreta y te doy la espalda llena de crema solar. TÚ, si tú, MALDITO MES. Me estás diciendo que aproveche lo que queda porque la vuelta al cole se acerca peligrosamente, te burlas porque sabes que la mayoría de los servicios están bajo mínimos y más nos vale no tener ninguna urgencia del tipo que sea…y encima tengo que aguantar impotente, consciente de que no hay nada que yo pueda hacer.

Sin embargo, todos los meses tienen algo bueno, como también lo tienen los domingos resacosos o los lunes que tantas legañas nos producen. Así que como no nos queda otra y el mes va a pasar sí o sí, veamos a ver si conseguimos que sea con más gloria que pena.

Sed buenos.

Danae