Blandita pero digna

Hay ciertos artículos cuyo título me atrae más que una pistola a un yanki. Con todos vosotros… ¿Eres una tofi? ¿Una qué? Tofi sí, eso que al parecer somos la mayoría de mis amigos y yo misma. Traduciéndolo literalmente, tofi es ser «delgado por fuera, gordo por dentro». Dicho en otras palabras, delgados pero fofos. Claro sueltan eso sin poner antes vaselina y, como persona blandita que soy, me duele y me ofende.

Antes de leer el artículo en donde me he topado con semejante pregunta, he acudido al Señor Google. Su primera respuesta viene de la mano de la Wikipedia, que muy amablemente nos explica que se trata de “una golosina argentina de chocolate con relleno de dulce de leche”. Esto ya son palabras mayores…pero ¡no desesperéis! Porque el artículo en cuestión* ofrece una serie de consejos para no convertirnos en una chocolatina:

Haz cinco comidas al día. Ninguna objeción. Me parece perfecto para no abalanzarte como una hiena sobre el plato de comida.

Prueba el servicio de bicicletas de alquiler. Si tenéis una no hace falta que alquiléis nada. Esto digo yo que sea porque haces ejercicio y quemas calorías. Yo como lo más probable es que termine atropellada, pues casi que prefiero andar.

¿Vas a trabajar en coche? Aparca un poco más lejos de tu destino. Claro así caminas y quemas hasta ¡15 calorías en 3 minutos! Aunque también podéis ir en bicicleta, ya que la alquiláis…

¿Trabajas en una planta séptima? Coge el ascensor en el segundo piso. Si trabajas en el segundo, pues tendrás que subir en ascensor hasta la séptima y luego bajar a pata. Y si tu oficina está en un bajo…cambia de trabajo porque así vas a quemar grasa.

Si eres fumador (y no puedes dejarlo), parado no pintas nada. Da la vuelta a la manzana mientras fumas. Claro está que si quieres dejarlo y la ansiedad te puede siempre puedes correr alrededor de tu oficina…parecerás idiota pero habrás gastado ¡un montón de calorías!

Cambia tu silla de oficina por un balón gigante de gimnasio. Lo normal, vaya. Como todos los trabajadores hagan lo mismo, más que una oficina va a parecer una piscina de bolas.

 Eleva tu mesa de trabajo lo suficiente para poner debajo una cinta andadora y trabaja caminando.  ¡En eso mismo estaba pensando yo! Ahora, lo que no tengo muy claro es cómo vamos a poder “caminar” sentados sobre un balón gigante manteniendo la dignidad y sin pegarnos el guarrazo del siglo contra el suelo.

Blanditos del mundo, yo sólo puedo decir lo de siempre: sed buenos.

Danae

*El artículo del que hablo podéis leerlo aquí