Pues resulta que andaba yo navegando por estas aguas turbulentas de Internet como un naufrago en su balsa de madera (sin barba, que no me queda bien) y me he topado con un artículo algo inquietante
El artículo podría resumirse así: guiris borrachos deciden tirarse por el balcón. Lo normal, vaya. La situación es la siguiente: Un grupo de amigos guiris – bueno, guiris aquí. En su país tendrán un nombre tipo Paul o Mike- decide alquilar un apartamento en Mallorca para “pegarse” la father’s party. Bajan del avión, se dirigen al apartamento, dejan las maletas, eligen cama y comienzan el arduo camino hacia el coma etílico. En uno de esos días, el listo de turno suelta el a que no hay huevos de tirarse a la piscina desde el balcón. Hasta aquí todo normal, es lo que todos proponemos cuando nos vamos de vacaciones. Es entonces cuando el más tonto y envalentonado de todos contesta el previsible ¿qué no hay huevos? Mírame. En este momento, el señorito tonto del culo puede vivir dos finales:
1.que acierte y acabe con los huevos pasados por agua,
2. que falle y nos ofrezca para cenar unos perfectos huevos revueltos.
Siendo algo cruel y muy sincera, los que acaban de calcomanía en el borde de la piscina no me dan demasiada pena. Lo que me entristece es lo que deben de sufrir sus madres. Imaginaos la escena: llaman a la mujer para decirle que su hijito, el de los huevos revueltos, ese pequeño hooligan entrañable que sólo bebía en los partidos de su selección, ha muerto porque, en el momento de beberse la décima copa, le pareció una genial idea tirarse a la piscina desde el balcón de un quinto piso. Así que ahí tenemos a la madre en estado de shock por la muerte del niño, preguntándose qué debió hacer mal para que le saliera un hijo tan rematadamente tonto e inventándose una historia que contar a su círculo familiar y de amigos, porque obviamente ESA historia se la llevará a la tumba. El padre también hará lo propio, pero habrá que esperar a que vuelva del Pub.
En el artículo se habla de otras prácticas tipo Jackass, que para quien no lo sepa, se trata de un programa que se convirtió en películas (sí, una no era suficiente, había que hacer más) en donde se concentra toda la élite intelectual del planeta. En definitiva, que se trata de ver quién es más gilipollas y descerebrado. En el enlace lo podréis leer todo con más detalle. Mientras tanto, me asalta una duda: ¿Quién es más gilipollas?¿El que lo hace o el que lo ve? Ahí lo dejo…
Tal vez me esté pasando de insensible al no mostrar ni la más mínima compasión hacia esos chicos que acaban espachurrados contra el suelo, heridos o con más comas en su historial médico que las que podamos encontrar en un libro de 800 páginas. Esto tiene una razón: no consigo entender a qué persona le puede parecer una idea brillante hacer balconing (que manda narices que el acto ya tenga hasta nombre propio) con el cuerpo lleno de alcohol. Es más, si el sentido común también está de vacaciones -algo comprensible porque son jóvenes y se encuentran sumidos en la búsqueda de la realización personal, que todos sabemos se alcanza bebiendo como cosacos- deberían probar a hacer eso del donde fueres haz lo que vieres. Así, si ven que en España -y me da que se puede extrapolar al resto de países- bajamos por las escaleras o por el ascensor y no haciendo el Tarzán, deberían probarlo. Sólo por ver qué pasa.
Queridos niños, ya os he dejado algunas pautas para morir como un auténtico gilipollas. Ya sabiendo lo que tenéis que hacer para acortar vuestra vida… NO LO HAGÁIS, que si no me quedo sin lectores.
Sed buenos.
Danae.