Hoy vengo para contar, no tengo muy claro el qué ni hasta qué número. Como soy de letras optaría por haceros un resumen de todo en general y aún me sobraría espacio para hablar acerca de historias que pudiera tomar prestadas. Podría compartir con vosotros detalles que, a lo mejor os importa bastante poco como que me he levantado con resaca y, lo más triste, no por exceso de cerveza sino por falta de sueño. Es curioso cómo dormir poco tiene las mismas consecuencias de beber mucho. Todo se mueve en extremos y yo aún no he sido capaz de encontrar el punto medio entre tantos excesos y faltas.

Resumiendo el resumen: estoy hecha un asco por dormir unas pocas horas. Me duele la cabeza por las malditas cervicales, el estómago aún no sabe cómo sentirse y mi cuerpo en general no entiende porqué he preferido el cacao a la cafeína con lo de café por la mañana que soy yo. Estoy que no estoy, mi cuerpo está porque no se puede ir a ninguna parte y la mente… bueno a la mente mejor dejémosla tranquila.
Esto es lo que ocurre cuando te despiertas a la misma hora de siempre a pesar de acostarte a las 5:30 de la mañana: los ojos se abren sin tu consentimiento y, tras remolonear en la cama, el cuerpo decide levantarse contigo o sin ti. Así que con la mente embotada, después de trabajar un poco e intentar averiguar cómo de mal sigue el mundo, aquí estoy escribiendo estas líneas porque no podía hacer otra cosa, porque quería contar algo aunque parezca nada, y todo ello a pesar de mi mente somnolienta.
Sed buenos
Danae