Con ganas de huir de las noticias que todos sabemos, se me ha ocurrido teclear en Google la palabra España, pulsar la pestaña de noticias y dar al Enter. Estaba convencida de que debía aparecer alguna noticia positiva. Ingenua que es una. Brotes, virus, crisis, desplome, brotes, virus, crisis, desplome… y gilipollas, muchos gilipollas. He llegado a la cuarta página. De seguir, me hubiera puesto a llorar.
Vende el drama. Venden las estupideces. Vende que un dj se haya puesto a escupir alcohol al público en un local de Torremolinos con medidas de seguridad cero -con virus o sin virus, ya hay que ser marrano-. Eso es lo que se lee. Vende la crisis económica, la penuria de muchas familias, la incertidumbre… así que cuando todo parece irse a la mierda (otra vez), busco alternativas para que la realidad no me arrastre por el fango. Por esta razón, he decidido escribir una segunda parte del texto Cosas hermosas. La primera parte la escribí en abril, cuando llevábamos unas cuantas semanas confinados en nuestras casas. Agosto me parece un buen mes para escribir una segunda parte.
- I Go to sleep de The Pretenders
- Keira Knightley y Matthew Macfadyen en Orgullo y prejuicio
- Las flores secas
- Las máquinas de escribir antiguas
- El silencio
- Gary Cooper. Siempre.
- Ver mis plantas crecer
- El discurso del Doctor en el episodio Los Anillos de Akhaten (Doctor Who)
- El reflejo del sol en el mar
- Paul Newman y Robert Redford juntos
- Las estanterías llenas de libros
- La mirada de James Stewart
- El cielo estrellado
- La ropa bien doblada
- Los árboles en Otoño
- La voz de Benedict Cumberbatch
- El final de Tal como éramos
- Las tormentas de verano
- La prosa sencilla de Patti Smith
- Las fotografías de Alexander Yakovlev
Hay más. Afortunadamente. Siempre hay más. Hay belleza en la rutina, en el insomnio, en la ropa recién planchada, en los abrazos, en las canciones que escuchamos, en la mirada de los desconocidos, en el dolor, en la luz y en la oscuridad. Y esto que suena muy romántico puede entristecernos, porque hasta en la tristeza podemos encontrar belleza.
No hay que buscar demasiado. Podemos ver cosas hermosas en todas partes. Hay que observar. Tener los sentidos abiertos. No subestimar lo pequeño, no ignorar lo obvio, no dar por hecho lo que vemos cada día. Ver lo de siempre con ojos nuevos. Y disfrutarlo. Siempre. Sin miedo. Agarrarlo con fuerza y no dejarlo escapar.
Danae