Cuestión de olores

No he podido resistirme. Llevo toda la semana leyendo titulares acerca de que Gwyneth Paltrow ha sacado una vela con el olor de su vagina y, como era de esperar, Internet se ha vuelto loco con la noticia y, obviamente, no he podido callarme.

Teniendo en cuenta la de cosas raras que vende la actriz en su web, lo curioso es que aún nos extrañemos de lo que hace. Para mí que la Paltrow saque una vela con el olor de sus bajos me parece algo secundario; lo que realmente me llama la atención es que la velita de marras se haya agotado y que, para mayor recochineo, tenga lista de espera. Ignoro el perfil del comprador de este artículo, gente con pasta, claro está; 75 dólares es un precio que los que pertenecemos a la humilde muchedumbre no podemos permitírnoslo si queremos seguir comiendo el resto del mes.

La vida está para pasárselo bien y Gwyneth Paltrow se lo está pasando en grande. Hace lo que quiere, lo pone en venta y encima tiene éxito, no se la puede culpar de nada. Ella ofrece productos a precios desorbitados y la gente los compra, no hay nada reprochable en ello.

He leído alguna que otra crítica hacia la actriz -por no decir muchas- sobre si los beneficios, además de absurdos, no tienen base científica, yo ahí no me meto, pero volvemos a lo de siempre ¿de quién es la culpa? -si es que hay culpa- ¿De quién vende o de quien compra? Es cierto, que a los seres de a pie nos encanta idealizar a los famosos del Olimpo y creer lo que dicen y comprar lo que venden y seguir lo que hacen porque ellos son famosos y nosotros no. Ellos saben. Nosotros no. Es triste o raro, o todo a la vez, pero es así. Los famosos nos traen de cabeza y creemos más de lo que deberíamos.

Espero que todos sepan que el olor que emana de la vela Paltrow  puede que no tenga mucho que ver con el de su querida flor- que también qué ganas eso de que tu casa huela a la vagina ajena, pero allá los gustos de cada uno-, porque según he leído algunos de los ingredientes son geranio, bergamota, cedro o semilla de hibisco, olores que, como todas sabemos, pueden encontrarse en cualquier vagina. Lo normal.

Gracias a Internet podemos vender y comprar lo que queramos, por muy absurdo que resulte. Hay vendedores y compradores para todos los gustos. Debería quedar claro que en este mundo tan global, tan documentado e ignorante al mismo tiempo, podemos hacer lo que nos plazca y no debemos olvidar que, la mayoría de las veces, somos nosotros los que tenemos la última palabra, así que si la Paltrow vende lo que le sale de la vela y tiene clientela, ¿por qué criticarla a ella? ¿Por qué no a los clientes? Ahí lo dejo.

Danae

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