He de confesar que me fascina a la par que me horroriza observar los extremos de la vida, me los quedo mirando, intentando ir más allá, preguntándome cómo es posible saltar del punto A al B sin pestañear. Esto lo digo porque, no sé si habéis leído la noticia, de esos multimillonarios nigerianos que pidieron una pizza para que se la trajeran a su mansión. Hasta aquí nada raro, si no fuera porque estaban en Nigeria y la pizza se la encargaron a una pizzería de Londres. Y como son ricos, el repartidor en vez de ir en moto, lo hace en avión para entregarla a la mañana siguiente. Vamos que son ricos, pero la pizza se la comen fría o recalentada. Teniendo en cuenta la pobreza del país, he de decir me parece un poco feo el gesto. Que sí, que cada uno puede hacer lo que quiera con su dinero, pero no hay que alardear tanto y no les cuesta nada pedirle a uno de sus chefs privados que les haga la pizza, calentita y eso.
Esto por un lado. Por otro, he visto hace poquito el documental Minimalismo: las cosas importantes, que básicamente habla del consumismo, del materialismo y de lo estupendo que es vivir de forma sencilla, con lo justo, desechando lo que no nos sirve ni nos hace verdaderamente felices. Resumiendo, en un extremo tenemos la opulencia de los ricachones nigerianos y en otro, la vida sencilla, no está mal la mezcla ¿verdad?

Pero si este salto de extremos no fuera suficiente y confuso, para enredarme un poco más me encuentro con un artículo escrito el año pasado en una conocida revista de moda en donde se hace eco del documental antes mencionado. Es paradójico y hasta gracioso, leer un artículo sobre tener lo básico en una plataforma en donde las tendencias y lo que necesitas en tu armario, son el pan de cada día. No digo que la revista en cuestión sea algo malo, yo misma consumo de cuando en cuando este tipo de publicaciones, sino que está un poco fuera de lugar. Si algo está de moda ha de salir en una revista de tendencias, esto es así por mucho que nos chirríe, pero claro no por ello deja de ser incongruente.
Uno llega a este punto y piensa que oye, que cada uno haga lo que le dé la gana, si quiere pedir comida a 1500 km de distancia que la pidan, si quiere vivir con menos que lo hagan, quienes somos nosotros para juzgar ¿verdad? Sí, pero… en lo que respecta a lo minimal, uno puede estar o no de acuerdo con este estilo de vida, pero no hace daño a nadie, pero no lo tengo tan claro en el caso de los nigerianos ricos. Daño no hacen y con su dinero pueden hacer lo que les plazca, pero mirado desde un punto de vista ético y sostenible, pues no creo que esté bien.
¿Qué pasaría si los ricos nigerianos probaran a ser minimalistas durante una semana y los minimalistas se convirtieran en ricos? ¿Volverían a ser quienes eran? Dada la distancia entre los extremos ¿se perderían por el camino? ¿Los minimalistas se volverían opulentos y viceversa? Ni idea, solo espero que los ricos nigerianos no se quejaran al repartidor por entregar la pizza fría.
Sed buenos
Danae