Aprovecho los fines de semana para limpiar la casa y tengo la manía de hacerlo nada más levantarme, antes de desayunar y de convertirme en persona. En estos días no hay rutina, aunque el propio caos puede considerarse en sí mismo una rutina. Después de poner patas arriba la casa para devolverle el brillo de principios de semana, me he preparado unas tortitas y una gran taza de café bien cargado. Me he sentado en el suelo del salón y me he puesto a leer el periódico de hace un par de semanas. Siempre pospongo su lectura.
Al abrirlo noto un pesimismo generalizado, es normal, estamos todos un poco hasta las narices de nosotros mismos. Es comenzar a leerlo y cuestionar mi fe en la humanidad ¿De verdad merecemos la pena? Sí, lo sé, vuelvo a lo de siempre. No puedo evitarlo. Creo que si retraso la lectura de los periódicos es porque tengo que estar concienciada de lo que me voy a encontrar. La mayoría de los textos no reflejan la bondad del ser humano. La hay. Lo sé. Pero luego una descubre que se ha creado el #GeorgeFloydChallenge, que consiste en recrear la postura de la muerte de Floyd a manos de la policía en redes sociales y vuelve a dudar. Es que hay que joderse. No es de extrañar que nos volvamos pesimistas, si es que hay que ser imbécil. El mundo no se cae a pedazos, lo estamos derribando nosotros solitos.

Últimamente leo mucho la palabra apocalipsis. Supongo que esto de la pandemia ha dado qué pensar. Siempre estamos pensando en el fin del mundo, en catástrofes, en fin, que somos unos morbosos de cuidado. No creo que el apocalipsis sea algo que suceda sin más y que un día ¡puf!, todo se vaya a la mierda. No, eso hay que currárselo y nosotros lo estamos haciendo de miedo. Vivimos en un continuo apocalipsis: muerte, hambre, peste y guerra. Solo hay que ver las noticias. Es lo mismo de siempre. El apocalipsis de siempre. Sí. Creo que esta va a ser la razón por la que pospongo mi lectura de los periódicos, me cuesta ver el lado positivo. Sé que lo hay. Pero a veces se hace de rogar.
Los fines de semana los invierto en volver los días del revés, en desayunar tarde, en prepararme tortitas y café amargo y en cuestionarme si debo renovar mi fe en la humanidad o dejarla ir. Perdonad mi pesimismo, es que he leído el periódico.
Danae