El gato con botas

Llevo varias semanas haciendo limpieza de todo lo que tengo en casa de mi madre. Una limpieza a fondo, de las de verdad. Esta es, sin duda, la limpieza de mi vida, gracias a la cual estoy repasando mis treinta y pico años de vida, etapa por etapa.

Mis diarios, fotografías de antiguos «amores», VHS de los Backstreet Boys (a partir de ahora me referiré a ellos como BSB, para abreviar), entradas de cines que cerraron, pósters de los BSB, algún que otro libro del texto de primaria, mis dibujos de niña, los apuntes de la universidad, de los cursos del INEM, del máster, de más cursos del INEM, más BSB, peluches, muñecos… todo concentrado en un solo espacio. De entre todos esos objetos, me llamó la atención el siguiente:

img_20190421_172257.jpg


Como la foto es bastante mala, os lo transcribo tal cual está:

Paginas 10-11 El gato con botas
Erase una vez un molinero que era rico pero como era bueno por eso repartio sus bienes. Como tenia un amigo con sus tres hijos. Al mas pequeño le regaló un gato. El pobre no sabía que hacer con el. el gato visito al Ogro. Lo convenció para que se combirtiese en raton. Cuando el Ogro lo hizo, el gato se lo zampo. Y despues el rey le dijo a su hijo y a su hija que se podian casar. El principe y la princesa se casaron y vivieron muy felices.

No tiene fecha, pero a juzgar por el tamaño de la letra, debía de tener menos de ocho años. Estoy convencida de que este resumen del «El gato con botas» lo hice porque quise y no porque me lo mandaran, esta vez de verdad.

Yo no sé qué lío me hice. Por un lado, tenemos un molinero rico y bueno que regala sus bienes y que, de lo bueno que es, regala un gato al más joven de los hijos de su amigo- que ya hay que ser tacaño-. Como el niño no sabía qué hacer con él, el gato decide buscarse la vida y se va de visita a ver al ogro, que es lo que deben de hacer todos los gatos cuyos dueños no saben qué hacer con ellos: visitar ogros. Total, que el gato convence al ogro para que se convierta en un ratón y el cabrón va y se lo come. Por otro lado, el rey -que nadie sabe de dónde sale- da permiso a sus respectivos hijos para casarse entre ellos, lo cual es raro y  lo llamamos incesto, pero como es el resumen de una niña pequeña, vamos a dejarlo estar y terminaremos con un colorín colorado este cuento se ha acabado sin saber la conexión entre el gato, el rey y la relación incestuosa.

Un resumen sin pies ni cabeza, ni botas para el gato. Supongo que se las calzó cuando fue a buscar al ogro. Y qué maravilloso absurdo, un lío de personajes que no tienen nada que ver, ¡qué poco me importaban la lógica y la razón!

He tirado muchas cosas: apuntes que guardaba «por si acaso» cuya letra ni siquiera entendía, he dado peluches, llenado bolsas de papeles y cuadernos y juguetes rotos que guardaba porque «me daban pena». Pero esta hoja no la podía tirar. Me encanta leer lo que escribía de niña, toda esa imaginación y absurdidad concentrada en diecisiete líneas.  Me alegra la vida y es que, cada vez estoy más convencida que todo lo que plasmaba en mis cuadernos cuando era niña lo escribía para «ponerme contenta cuando fuera grande». Todo un detalle de mi yo pasado.

Sed buenos
Danae