Sin un objetivo no existiríamos
Empiezo directa al grano, sin vaselina. Sí, la frase pertenece a la segunda entrega de Matrix.
Ayer volví a ver la película y esta sentencia volvió a cruzarse en mi camino. Una sentencia que siempre que la escucho hace que me haga la misma pregunta ¿Y si no se tiene objetivos? Objetivos claros quiero decir. Todos queremos ser felices, tener un trabajo que nos guste y a ser posible tener pasta para darnos un capricho. Pero para llegar a eso hay que tomar una serie de elecciones sobre algo que se debe tener claro. ¿Qué es lo que nos gusta? ¿Qué queremos realmente? Vamos el «de donde vengo y adonde voy» de toda la vida. Un lío metafísico-existencial tan espinoso que preferimos no pensar en él.

Se da por hecho que la gente debe saber lo que quiere y, cuanto más años cumple uno, mayor es la presión y la estupefacción de aquellos que te oyen decir que aún no sabes que hacer con tu vida. «Pues ya es hora de que te aclares», qué a gusto se deben de quedar algunos. Estas reacciones son normales por eso uno se siente mal porque cree que ha fallado en algo. Algunos vamos por la vida viendo qué pasa, a veces improvisando, a veces no; sin saber aún cuál es el objetivo que nos mueve. Lo que nos impulsa son las ganas de vivir y de hacerlo de la mejor manera: sin metas ni fines, solo tanteando el camino y esperando que el resultado sea bueno. ¿Para qué? Ese es el objetivo que, al parecer, aún no hemos definido.
Desde pequeños nos dicen lo que tenemos que hacer y nos dejamos llevar por eso. Hay que estudiar para ser alguien en la vida -vaya con la frasecita- y por eso estudias, si no lo haces te tomarán por un bala perdida o un fracasado que no será alguien en la vida. Así que nos pasamos la infancia y la adolescencia estudiando y obedeciendo porque queremos ser alguien. Y cuando ya toca asumir responsabilidades, cuando ya por fin te dejan tomar tus propias decisiones te das cuenta de que no lo tienes tan claro como creías. Y eso amarga a cualquiera. Tú luchando por ser alguien y ni siquiera sabes a qué tipo de alguien quieres aspirar a convertirte. Suele pasar.
En la película, Smith afirma que el objetivo nos guía, nos mueve, nos define, nos mantiene unidos… ¿es eso verdad? Si tienes algo claro, si de verdad lo quieres conseguir, vas a por todas. Pero, ¿y si todo lo que ves y sientes está cubierto por una especie de niebla que te impide ver con claridad? ¿Qué pasa con eso? Pues absolutamente nada. Puede que en esta vida nuestro objetivo real sea llegar a ser felices, quien sabe -sí ya sé que parece escrito por Paulo Coelho, a veces pasa-. Puede que no. Pero tenemos toda nuestra vida para averiguar el objetivo. Así de simple. Así de complejo. Sin prisa, sin presión. Solo por ver qué pasa.
Sed buenos
Danae