Esos objetos de deseo

Siempre he soñado con tener una de esas librerías atestadas de libros en mi casa. Paredes cubiertas por muebles de madera maciza, con sus baldas a rebosar, el olor del paso del tiempo impreso en esas hojas escritas… una biblioteca en condiciones, vaya.

Soñar es gratis, pero la realidad siempre se impone. No tengo una casa llena de libros, pero sí cuatro librerías que cubren prácticamente una de las paredes de mi dormitorio. Las voy llenando poco a poco, aumentando mi lista de libros pendientes de leer, cuidando las reliquias heredadas, dejando a la vista aquellos que más me han marcado por si necesito volver a hojearlos.

No concibo una casa sin libros. No son solo historias o un complemento decorativo más. Claro que nos alejan de la realidad que nos rodea y que hacen bonito, pero son más. Son compañía. Un desahogo. Una vía de escape, pero también un acercamiento al conocimiento que buscamos.

Esos objetos de papel vigilan mis noches inquietas y son testigo de mis ojos rojos por la falta de descanso. Siempre están dispuestos a ofrecerme unos versos que me dibujen una sonrisa o un fragmento que me calme los nervios y, ya de paso, me recuerdan que debo leer más si quiero mejorar mi escritura.

Sigo guardando algunos de los libros de mi infancia, los que más me llamaron la atención, el primero de todos, el que recogía los mejores cuentos de Michael Ende y que yo leía una y otra vez… Guardo por pura nostalgia, emoción, por los buenos recuerdos a veces borrosos, seguro que muchos son fruto de mi propia imaginación y ni siquiera son verdad, pero son míos. De nadie más.

No leo tanto como me gustaría porque mi concentración no es la que desearía tener. He olvidado historias, pero recuerdo las emociones que me hicieron sentir. Inexplicablemente, nuestra mente guarda lo importante. Tonta no es.

Leer es un estilo de vida. Es desconectar de la realidad para entrar en una nueva, es viajar e imaginar lugares únicos. Leer nos ayuda a mejorar como personas, a conocer, a nosotros y a lo que nos rodea. Leer es tenerlo todo al alcance de nuestra mano.

Los libros son objetos que nos guardan en su interior, en ellos imprimimos nuestro olor, nuestro carácter. Ellos reflejan si somos de los que doblamos esquinas o usamos marcapáginas, de los que subrayan con bolígrafo o con lápiz o si, por el contrario, somos de los que mantenemos los libros tan impolutos como recién sacados de la librería. Seamos del tipo que seamos, leamos. A poder ser, por encima de nuestras posibilidades.

Danae

Deja una respuesta