Uno hace lo que puede. A veces más, a veces menos, a veces no sabemos ni lo que hacemos. Uno a veces madruga demasiado. Otras se duerme en los laureles. En ocasiones corre y en otras camina tan lento que parece que no se mueve del sitio.
Uno puede hacer muchas cosas y no siempre ver los frutos del trabajo tal y como esperaba. Es el problema de esperar, que si no llega o lo hace de otra forma, creemos que no sirve para nada. No importa el camino recorrido, las lecciones aprendidas, el fracaso es demoledor, el orgullo herido puede eclipsar todo lo demás.
Nos dicen que luchemos por nuestros sueños, que todo es posible, que la vida es maravillosa, que disfrutes de las pequeñas cosas, que sueñes a lo grande, que…que… que…qué presión. Si no eres feliz es que haces algo mal. Y puede que sea verdad o puede que no, no conocemos a quien está al otro lado.
Hay quienes dicen que podemos conseguir todo lo que queramos. Y una servidora siempre piensa en qué pasa si no se puede, qué ocurre si realmente uno no llega por el motivo que sea. Por supuesto que hay que intentarlo solo por ver qué pasa, pero resulta que no se habla de los que caen y no se levantan, de quienes hicieron todo lo que estaba en su mano para conseguir su objetivo y no lo consiguieron. No se habla de ellos. No sale rentable. Solo nos venden un fracaso si la historia esconde detrás un éxito si no, olvídate.
No creo en el positivismo absoluto, mucho menos en el negativismo. La vida es buena y mala no hay que olvidarlo. Es probable que nos demos hostias sin verlas, que lloremos, que nos sintamos perdidos y nos toque tirar hacia delante como buenamente podamos; porque eso también es la vida, la misma que nos venden como maravillosa, que lo es, pero no siempre. En más de una ocasión nos sentiremos como una mierda, tampoco alcanzaremos siempre los objetivos que nos marcamos, habrá veces que queramos tirar la toalla, nos sentiremos derrotados y desbordados y tristes y rotos. Es importante tenerlo presente para no sentirnos como una mierda aún mayor cada vez que leamos todas esas frases tan maravillosas y azucaradas y veamos lo poco que se parecen a nuestra vida.
Tal vez podríamos empezar pensando que lo único inevitable es la muerte y trabajar a partir de ahí. Ya veremos. Mientras lo pensamos, hagamos lo que podamos.
Danae