Últimamente parece que el mundo solo gira en torno a la japonesa Marie Kondo. El universo podrá explosionar, pero lo hará bien ordenadito. Qué pesaditos estamos con esta señora ¿eh? Si hay alguien que no sabe quién es, para resumir le diré que es una persona muy organizada, que comparte con el mundo sus brillantes consejos para que tu casa luzca meticulosamente ordenada.
Hasta este momento no pensaba escribir ni una sola palabra sobre nuestra amiga Kondo, pero es que según parece, ha tenido la osadía de decir que un hogar no debe tener más de 30 libros. Y eso me parece una salvajada. No concibo una casa sin libros, de hecho creo que nunca son suficientes, esto es algo personal porque soy una amante de los libros, pero intuyo que eso se extrapole a todo tipo de objetos, así que aquí no nos libramos nadie.

Puede que el hecho de ser desordenada de nacimiento tenga algo que ver con este rechazo, pero creo que un hogar debe reflejar la personalidad del dueño, y eso incluye la forma de (des)ordenar su contenido.
Nos han vendido que lo organizado es mejor y yo no estoy de acuerdo. El desorden no significa suciedad, ni dejadez ni nada por el estilo. Una casa está para vivirla y, si hay gente dentro, los objetos se mueven y se manchan y se vuelven a mover. No estoy aquí para alardear de mi desorden ni para incentivar a quienes me leen a que lo sean. Solo digo que no pasa nada si resulta que no tienes 20 bragas dobladitas en forma de cisne, 30 libros y 25 discos ordenados por orden alfabético. Tampoco si no das las gracias a las prendas que vas a donar por el servicio prestado – gracias pantalones vaqueros, lo hemos pasado bien juntos, pero tenemos que dejarlo aquí. No eres tú, soy yo -, eso estará muy bien para las personas que crean en este tipo de rituales pero si no es así, lo único que te vas a sentir es estúpido.
Se me ha ocurrido entrar en su cuenta de Instagram y es de una perfección que da asco. Es mi opinión claro, sus 1,3 millones de seguidores no pensarán como yo. Pero qué queréis que os diga no me gusta lo perfecto, me resulta artificial. La vida no es así de impoluta. La vida nos marca y nos mancha y la casa es un reflejo de ello, las marcas del escritorio, los papeles que se amontonan, los cuadernos que nunca se terminan, bolígrafos que no pintan y guardo desde 2003, el cajón de los calcetines con más solteros que parejas, el de las bragas en donde viven libres y sin ningún tipo de norma… Refleja lo que somos, por eso hay ciertos rituales que no tienen éxito, porque sencillamente no somos así.
Esto de Marie Kondo se nos está yendo de las manos, parad ya, por favor. Los desordenados también tenemos derecho a existir. Gracias
Sed buenos
Danae