Lo que diga la niña

Como viene siendo habitual en mí, he caído sin saber muy bien cómo, en una publicación de moda en la que afirmaba que este verano todas vamos a copiar el estilo de Harper Seven. Al tratarse de una revista de moda no me ha llamado especial atención el titular, si no fuera por el detalle de que la tal Harper Seven es la hija de Victoria y David Beckham  y tiene siete años. Y sí, el artículo va dirigido a mujeres, no  para sus hijas no, a mujeres para llevarlo a cabo nosotras, por si alguno tenía alguna duda.

Una es curiosa y ha querido leer la noticia entera, así que mis ojos han recorrido el texto al completo. Un texto que ensalzaba el gusto de la niña por marcarse un corte bob con flequillo -la melenita corta de toda la vida, para los no entendidos en pelos- , porque está claro que con siete años eres autosuficiente y no necesitas el permiso de tus padres para hacer nada. Y ojo, que si le molesta el flequillo se pone un pañuelo en la cabeza, ahí a lo loco, palabrita de mini influencer. Repito. Siete años.

No es que el corte de pelo sea novedoso o que ponerse un pañuelo en la cabeza lo haya inventado la pequeña Harper, lo llamativo de todo esto es que metan a una niña como creadora de tendencias de mujeres adultas en una revista de moda y que, para colmo, nadie parezca haberse dado cuenta. Que publicaciones de cierto renombre publique noticias -ojo, noticias- de este estilo es raro de narices, pero si encima nosotras damos importancia a lo que lleva una niña para crear nuestros estilismos, eso ya me parece una señal de que se nos está yendo la cabeza.

De niñas queremos parecer mayores, robamos ropa  a nuestras madres o hermanas mayores si las tenemos, nos pintarrajeamos la cara, jugamos a tener diez años más porque sí, porque nos mola. Queremos ser mayores porque ser niño siempre nos ha parecido un asco…hasta que crecemos. Pero ahora resulta que nos fijamos en niñas de una sola cifra para recrear su estilo.

No será raro que, en unos pocos años, esa dulce niña de siete años termine convirtiéndose en una influenciadora nata que sea contratada por las grandes marcas. No es algo nuevo que las «hijas de» o las niñas prodigio terminen protagonizando editoriales de moda o nos aconsejen sobre cómo mantener la piel tersa y sin arrugas -todas sabemos que las arrugas traen de cabeza a todas las adolescentes-. No, no es nuevo, pero no por eso deja de ser raro y antinatural.

¿Qué mundo estamos construyendo que nos influye lo que lleva una peque de siete años?  ¿Comienza la decadencia de las influencers mayores de 16 años? Cuidado mujeres de fijarnos en cómo visten las niñas, no vaya a ser que las revistas decidan que llevar pañales es la nueva moda y… bueno, tú y yo sabemos que los pañales no les queda bien a todo el mundo.

Sed buenos

Danae

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