Maneras de mirar

La manera de mirar desde que uno se despierta y se levanta con los ojos aún pegados por el sueño reciente. La manera de sentir el agua fría en nuestra piel al lavarnos la cara y ver nuestro reflejo en el espejo, mirar a través de esa mirada que nos observa y leer nuestros propios pensamientos aún somnolientos.

La manera en la que miramos a las personas que nos importan, a ese conocido del barrio, al tipo cualquiera con el que cruzamos una mirada rápida. La manera en la que hablamos con amigos que hace siglos que no vemos y con quienes intercambiamos detalles de nuestras vidas. Preguntarnos cómo es el mundo a través de su mirada y hacer un esfuerzo para ver el paisaje cambiante con sus ojos. Observar como nunca lo hemos hecho.

Trabajo para mirar con otros ojos, no solo con los míos, sino con los que me prestan aquellos con los que hablo, y me esfuerzo para mirar con curiosidad lo de siempre como si fuera la primera vez. Y que difícil es. Mirar de otra manera y ampliar ese horizonte limitado. Qué difícil. Observar lo cualquiera para darme cuenta que nunca lo es. Mirar a través de la vida. Sin juzgar. Qué difícil. Y miro y trabajo en esa mirada libre y vuelvo a mirar siempre buscando las diferencias y trabajo aún más para recordar que la forma en que miramos lo que nos rodea es esencial para vivir bien.

La manera de mirar lo cualquiera y convertirlo en algo pequeño, especial, nuestro. Mirar para convertir en extraordinario la rutina, porque lo es, con sus matices y pequeñas diferencias. Mirar lo que nos rodea con otros ojos y darnos cuenta de que existen más colores que los que nosotros vemos, y más vidas que las que nosotros vivimos.

Mirar una noche cualquiera, haciendo cualquier cosa, con la lluvia de fondo o el ruido del tráfico o el silencio que tanto escasea. Mirar a través de las ventanas abiertas. Sentir la espesura del calor y la pesadez de la humedad. La casa iluminada por luces que no son las nuestras, escuchando voces que a fuerza de la rutina ya no nos son desconocidas. Escuchar el sonido en esta, esa o aquella noche cualquiera como escuchamos las mañanas ruidosas o tranquilas de cualquier otro día, dependiendo de cómo se mire, porque ruido o silencio depende de esa mirada a la que tan poco caso hacemos.

Danae