Metaverso, consecuencia de una realidad fallida

Hoy he leído en una de esas revistas que tengo en mi montón de pendientes un artículo sobre el metaverso. Por curiosidad o por afán de ampliar su negocio, todos tienen un ojo puesto en él, y yo, que tanta repetición y admiración hueca me aburre, estoy empezando a hartarme de su existencia antes de que haga su aparición estelar.

Todos los esfuerzos parecen centrarse en desvirtuar los límites entre lo real y lo virtual. Habrá quien considere que este mundo se nos ha quedado pequeño y habrá quien vea en esto una oportunidad de ganar más dinero. La cuestión es que está aquí.

Esto del metaverso no es un concepto nuevo, pero tuvo que venir Zuckerberg para convertirlo en realidad. El dinamismo de Internet, ese ser hambriento que, como un tiburón, necesita seguir adelante para no morir, siempre encuentra personas visionarias que le ayudan a engrandecer su ego y su tamaño.

En el metaverso podremos ir de compras, acudir a reuniones, visitar museos, hablar con amigos… sí, haremos exactamente lo mismo que ahora, pero en otro lugar: lejos y cerca al mismo tiempo. Mi gran pregunta es ¿por qué sentimos la necesidad de crear un mundo virtual si somos incapaces de controlar el real?

Aún queda un largo proceso para sumergirnos en ese universo, pero están trabajando en ello, y dada la prisa que tienen, lo más probable es que llegue antes de lo que muchos imaginan. Hablar de un mundo paralelo nos traslada a una historia de Ciencia Ficción. Sin embargo, todos sabemos que lo que ahora es, antes fue pura fantasía. Supongo que así es como funciona la cosa.

Es curioso que todos estos avances se centren en lo tecnológico y no en lo personal. Los humanos seguimos siendo monos y las inseguridades, los traumas, los miedos y todo eso que nos vuelve tan humanos y a veces tan terribles, pueden torcer ese futuro tan limpio e irreal que algunos pretenden vender. Pecaré de pesimista, pero auguro que la realidad nos golpeará dos veces.

El mundo que conocemos se nos ha quedado pequeño, tal vez por lo horrible que es a veces, así que mejor buscar otro en donde escondernos de todo aquello que nos hace daño. Para quienes sientan que no encajan en el aquí, ese metaverso les será de gran ayuda. Se convertirá en un escondite, un bálsamo.

Viviremos una segunda vida paralela y, sin darnos cuenta, la primera, la de verdad, acabará arrinconada y utilizada solo en ocasiones especiales, como un vestido de domingo. No lo dudéis, lo irreal siempre gana a lo real, porque lo intangible es más atractivo, más ideal; y esa imagen idealizada, esa fantasía de construir un mundo a medida es bastante tentador.

Danae