Mira mamá, mira lo que hago

La tecnología nos permite tener acceso a todo tipo de recursos para potenciar nuestra inteligencia, para llegar más allá y ¿qué hacemos? Nos vendamos los ojos para imitar a Sandra Bullock en la película «Bird Box» – «A ciegas» en español- de Netflix. Es fascinante, cuantos más medios tenemos para cultivar nuestra mente más los utilizamos para ponernos en evidencia.

Necesito que alguien me explique cómo va esto, ¿acaso te levantas un día, te pones la película en cuestión y de repente te parece una idea cojonuda conducir con los ojos vendados? Y subirlo a las redes, claro está, porque si no lo ve nadie es como si no hubieras hecho nada. Maravilloso. Luego te estampas contra un árbol y la culpa es de Sandra Bullock y de Netflix porque a quién se le ocurre ¿verdad?. Para guardarse las espaldas, Netflix ha pedido que no se haga el idiota, qué desazón ha tenido que sentir el responsable de este aviso. Qué bajo hemos caído, pensaría. Luego se tomaría un copazo para pasar el mal trago. Le entiendo. Yo haría lo mismo.

bird box
Imagen de Bird Box

Además de vendarse los ojos, parece que también se está poniendo de moda meter la cabeza en una bolsa con carbón. Esta debe de ser una de esas experiencias que se incluyen en la lista de «Cosas que hacer antes morir»: Plantar un árbol, escribir un libro, viajar a lugares exóticos y meter la cabeza en una bolsa de carbón. Imprescindible. Si navegáis un poquito por la Red encontraréis gran cantidad de ejemplos de modas absurdas y también alguna que otra muerte consecuencia directa de las mismas. ¿Qué nos está pasando? ¿Siempre hemos sido igual de gilipollas o es que ahora nos estamos esforzando para superar nuestra propia gilipollez?

Compartimos todo en las redes sociales porque queremos que la gente nos vea, somos unos niños mimados que gritamos un ¡Mira mamá!, mira lo que hago. Mamá, mírame. Subimos contenido, lo acompañamos de un hashtag -no podía ser de otra manera- , buscamos incendiar las redes y con ellas, nuestras neuronas. Buscamos la aprobación de desconocidos sin importar las consecuencias. Lo hacemos porque queremos. Puede que eso sea lo que más tristeza me produce. Nadie nos coloca una pistola en la sien y nos obliga a hacer este tipo de cosas. Queremos que nos miren, que nos aplaudan, que nos digan que les gustamos. Nos estamos luciendo.

Sed buenos
Danae