Ser feliz. Estar feliz.

Hace unos meses me preguntaron si era feliz y mi respuesta hizo que me cuestionara acerca de si la felicidad es un estado o un momento. ¿Se es feliz o se está feliz?. Las personas se dividen entre los que creen en la felicidad como un estado y los que apoyan que esta se encuentra en ciertos momentos. Me he dado cuenta de que soy de las segundas. No creo que la felicidad pueda durar demasiado, hay demasiados frentes que pueden romper esa magia y, desde mi punto de vista, esa magia existe precisamente porque no es duradero. Pueden ser vivencias mundanas y del día a día y también esas experiencias que solo se repiten una vez en la vida. Eso ya es cosa de cada uno, del momento, lo que sea.

Pero, independientemente del grupo al que uno pertenezca, es importante resaltar que no ser feliz no convierte a nadie en un infeliz. No se trata de saltar de un extremo a otro, hay mucho por medio como para ser tan extremista. Tachar a los “no felices” como infelices es simplificar al máximo  la vida. Estamos hechos de momentos y experiencias, algunas buenas, otras malas, algunas alegres, otras tristes y, si juntamos todo eso, salimos nosotros, lo que somos. Día a día seguimos nutriéndonos de momentos más o menos felices, más o menos dolorosos que nos siguen modelando en lo que somos y en lo que llegaremos a ser. Y toda esa mezcolanza es imposible reducirlo a una etiqueta.

Elisabeth Moss y Jon Hamm para TV Guide

A estas alturas deberíamos saber que la vida no es una línea recta, vivimos altibajos, golpes duros, sorpresas y la incertidumbre a la que nos enfrentamos cada día nos impide dar por hecho las cosas. Para mí la felicidad es el punto más alto que se puede alcanzar, después de eso no hay nada mejor, por eso creo que no puede ser un estado, porque no podemos estar permanentemente en la cima. Claro que es mi opinión, y muchos pueden pensar que estoy equivocada.

Ser feliz o estar feliz, un cambio de verbo que puede volvernos locos. Estamos compuestos de incógnitas que no logramos resolver, somos esos instantes a los que nos abrazamos con fuerza, que nos hacen reír y que nos vuelven alegres y libres. La  felicidad es libertad, es ese respirar tranquilos de quien ha conseguido algo que lo ha llevado a lo más alto. Olvidemos el resto, dejemos de lado las preguntas acerca de qué es la felicidad, dejemos de mirar con pena o compasión a quienes no se definen como seres felices porque, al fin y al cabo, la felicidad significa algo diferente para cada uno de nosotros. Afortunadamente eso es lo que convierte a cada individuo en algo original y único.

Sed buenos
Danae