Sueños imposibles

¿Qué tal va vuestra reserva de sueños imposibles? Ya sabéis, esas historias irreales y con un punto de absurdidad en donde la imaginación juega fuerte y tú, que sabes que tienes que darle libertad, dejas que corra y haga de las suyas.

La gracia de estos sueños reside en que te permite ser otra persona, como si fueras un actor en una película escrita y protagonizada por ti.  Por ejemplo, ayer como muchos, vi la gala de los Goya y oye, me basta ver unos minutos de tanta perfección y emoción a la hora de recoger el premio para que la imaginación de una servidora se crezca y me convierta en ganadora de ese cabezón. Así que sin darme cuenta, me encuentro ahí soltando un discurso reivindicativo a lo Oprah, gracias al cual todo el anfiteatro se pone en pie estallando en aplausos. Aquí si se sueña, se sueña a lo grande. No tengo ninguna intención de convertirme en actriz, ni mucho menos, pero soñar es gratis, es sano y es maravilloso poder estar en un mundo en donde poder ser quien te dé la gana y punto.

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Vía Giphy

Los sueños imposibles son maravillosos y que nadie os diga lo contrario. Estoy convencida de que alguien me soltará un no existen los sueños imposibles y yo le contestaré, sí que los hay sí, porque muchos son pura fantasía y no tienes intención de llevarlos a cabo. Eso no significa que no podamos robar algunas cosillas de ese imaginario y traerlo a la vida real. Tenemos la opción de coger esa energía, esa valentía, ese lo que sea que «vivamos» y transformarlo en algo real.

Que nadie os diga que es una pérdida de tiempo o que ya tenéis más que edad suficiente para andar con la cabeza llena de historias inventadas. Nunca se es demasiado mayor para soñar, la imaginación no tiene edad – porque si no, queridos míos, no tendríamos tantas películas, series y libros con los que disfrutar como enanos-. Es más, tal vez deberíamos ejercitar un poquito más esa imaginación que, en numerosas ocasiones, creemos que es cosa de niños.

Resumiendo: agarremos con fuerza esos sueños que muchos puedan tachar de absurdos e irreales – tal vez lo sean-, dejémonos llevar por ellos, descansemos de tanta realidad y sumerjámonos en un mundo en donde desarrollar esas capacidades que aún no sabemos que tenemos. Dejemos que nos carguen las pilas y, quien sabe, tal vez nos ayuden en esos sueños que sí queremos cumplir. Así que mantened la reserva de sueños imposibles siempre llena, que nunca sabemos cuando los vamos a necesitar.

Sed buenos
Danae