Resulta que justamente un día como hoy creé el blog. Seis años. Ahí es nada. Y aquí sigo, reflexionando como el primer día, como toda mi vida. Y de las pocas cosas que he sacado en claro es que vivir da miedo.
Últimamente pienso en lo mucho que se parece vivir a practicar deporte: aprendes, te caes, te levantas, trabajas para mejorar, te haces daño, practicas y continuas. Y es que la vida, si no se ejercita se atrofia, a algunos nos ha costado un poco darnos cuenta de eso, no pasa nada.
Vivir ya es decir mucho. No es algo fácil y no todo el mundo es capaz de hacerlo. Todos pasamos los días, pero no todos vivimos. Vivir implica exponerse y sentir y, como consecuencia, también implica sufrir en algún momento. Es parte del juego.
Seis años no son nada y cuánto he vivido y cuánto ha costado. Cuántas decisiones tomadas, cuántas hostias, cuántas lágrimas y sonrisas y enfados y más lágrimas y alegrías y todo eso mezclado y agitado. Y lo que me espera…, porque no hay tiempos muertos. El show debe continuar, y qué suerte que sea así.

Hace tiempo decidí no vivir en un susurro y opté por alzar la voz y pisar un poco más fuerte. Tomé la decisión de mantener la cabeza en las nubes y los pies en la tierra, porque además de permitirme compaginar lo mejor de ambas partes, también me hace parecer más alta.
Estoy aprendiendo y seguiré haciéndolo, porque la vida es un continuo gerundio. El proceso de todo eso lo he ido plasmando en el blog, compartiendo con vosotros las palabras, las que he hecho mías, las que me dan la vida y las que me ayudan a vivir con algo menos de miedo.
Seis años dan para mucho y, sin embargo, qué corto se me ha hecho. Echo la vista atrás y observo que no soy la misma. Qué bien decir esto. Qué bien evolucionar. Qué maravilloso todo, cuánto barro he tragado de tanto caerme, cuántos tropiezos y ascensos erróneos… cuánto de todo y esto es solo el principio.
Si morimos igual que nacemos, algo hemos hecho mal; si caminamos sin miedo es que somos gilipollas; si vivimos a medias, algo nos estamos perdiendo; si vivimos apartados, dejaremos de sentir. Vivir da miedo, pero qué bonita palabra. Vivir. Del miedo ya hablaremos otro día.
Seis años… y lo que queda.
Danae